18 noviembre, 2006

Acerca de la Magia y el Caos

Vaelia Bjalfi, Agosto 2006 Si hay algo que el ilusionismo y la magia tengan en común es que cuando los conejos salen del sombrero como por generación espontánea, hay truco detrás. Un ejemplo edificante. - Espero que todos hayan visto o sepan de la película “La Mosca” (1958) - . En esta película, un científico crea un aparato para teletransportarse, que debe funcionar desintegrando a la persona y reintegrándola en otro lugar. Cuando el científico prueba el invento consigo mismo, se cuela una mosca en la cabina, y lo que se “reintegra” es un humano con la cabeza y el brazo de una mosca. Y a decir verdad, es muy afortunado, porque milagrosamente conserva no sólo las proporciones, sino la inteligencia propias de un humano. Lo más probable, dada la ausencia de un esquema de reintegración, es que hubiera acabado bajo cualquier forma de materia muerta. Y eso es lo que sucede exactamente cuando trabajas con “posibilidades infinitas, infinitas combinaciones”; O encuentras el modo de asegurarte la adecuada, o... bueno, te resignas a la que te toque en suerte. Que los Magos del Caos conserven su sentido del humor es algo que está relacionado directamente con tomar conciencia que el Universo puede poseerlo de igual modo, pero en su propia escala. Sobre las capacidades de aprender de los libros, reconozco que creo en ellas, y además en infinitud de otros canales de aprendizaje. Algunas técnicas se pueden aprender de los libros, y otras no, y unas cuantas sólo hay que redescubrirlas. Pero, al fin y al cabo... la cuestión es que “las técnicas se anulan entre sí, lo que importa es la persona” (Esto es de Alfonso Orozco). Y otra cosa importante es darse cuenta de la diferencia entre tener ciertas capacidades / dominar ciertas técnicas y seguir un camino de conocimiento y acción. Podría decir que si salgo de mi ciudad y ando un buen rato, estoy llevando a cabo un camino de acción (¡me estoy moviendo!) y conocimiento (¡estoy descubriendo cosas que nunca antes había visto!) pero espero que estéis de acuerdo conmigo en que eso no vale. A menudo las palabras engañan. Cualquiera puede hacer Magia, porque la Magia es algo esencialmente fácil y natural. Pero precisamente por eso, no estamos solos en esto; ni solos entre los humanos, ni solos entre los no-humanos. Así que el “mundo Mágico” es un medio natural más en el que entraremos “de puntillas” o “de cabeza”, pero en cualquier caso debemos aprender a movernos (y sobrevivir) en él. Y es llegando a esta conclusión que uno aprende a valorar lo que en otro tiempo desdeñaba. ( A menos, claro está, que se muera de ilusión por extraviarse, ser depredado y no llegar a ningún lado en general, que por supuesto es una opción tan válida como cualquier otra ). Porque si algo tienen las escuelas tradicionales son mapas y guías de viaje que han funcionado durante largo tiempo. Tal vez puedan mejorarse o deban ser actualizados, pero básicamente se mantienen funcionales, y es un desperdicio no hacer por conocerlas. Acepto que uno a veces no tiene modo de saber qué es exactamente lo que está buscando, pero incluso así, deberá asegurarse de conservar sus habilidades para la búsqueda. Como se dice, “si la inspiración llega, que nos encuentre trabajando” ( en lugar de encontrarnos tratando de evadir impuestos). Algo que es fácil compartir con la Magia del Caos es que, en muchos de los “caminos establecidos”, hay cosas que sobran. El error en el que se suele caer es descartar elementos a priori, esto es, antes de conocer cuál es la función real que cumplen en el conjunto. Cuando estás a punto de acabar el rompecabezas del momento y te das cuenta que hace años te deshiciste de algunas piezas sin las que no lo puedes completar te sientes bastante imbécil, ( y de todos modos tienes que salir corriendo a buscarlas si quieres acabar lo que tienes entre manos). Tienes que encontrar el modo de dirigir tu movimiento hacia dónde quieres ir ( y saber dónde quieres llegar), por más atractiva que resulte la idea de “dejarse llevar”, o esto se haga en momentos determinados. Vayas a donde vayas no basta con energía disponible, son necesarios también un motor que funcione y una dirección. Si no pones en funcionamiento tus recursos, algo de lo que puede suceder es que otro, u otra cosa, los emplee para satisfacer sus necesidades (que no tienen por qué coincidir con las tuyas). Si única y exclusivamente te “dejas llevar”, lo más probable es que te acaben arrastrando por las aceras como una bolsa de plástico vacía abandonada a merced del viento. O que tengas un mal viaje. Por supuesto, nadie niega que exista una posibilidad entre x de aprender a volar con ese sistema ( pero “x” son muchas, y apuestan alegres a que te despeñarás por ese barranco en forma, fíjate, de malévola sonrisa ctónica. ). Pocas cosas hay más tristes (es una manera de hablar) en este mundo ordinario que un adolescente haciéndose pasar por ebrio, o un actor sobreactuando. La espontaneidad, la naturalidad, pueden tener tremendos altibajos, pero siguen pautas sencillas y equilibradas. Cuando uno se para de frente y reclama al Caos, no es por entregarse a él como un hombre o mujer pueden entregarse a cualquier exceso, sino por la necesidad de recuperar su justo y necesario lugar en la existencia. El Caos único, como el Orden único, son monstruosos elementos artificiales y estériles, que sobreviven gracias a las víctimas que a ellos se sacrifican voluntaria o involuntariamente. Publicado en Foros Rojo Intenso Caos (Para Todos Los Públicos) Tuve la suerte de toparme con ella en el momento adecuado, cuando parecía que una terrible sentencia iba a ejecutarse de un modo inexorable, y llegábamos al final de la historia; salió de repente, riendo, y sacó ante mí un millar de oportunidades como lumínicas gemas enjaezando un pañuelo tan largo como la hipotética curva del Universo. Puso algunas de ellas en mi mano, y su risa sonó cómo un “ahora apáñatelas lo mejor que puedas”. Y así ha sido hasta la fecha. Mi existencia transcurre de un modo tan común que nada haría sospechar mi relación con la Magia del Caos… Y, sin embargo en todos mis actos, en cada paso que doy, está también su huella; y mi sonrisa por respuesta. La Magia del Caos no es ninguna novedad, y cuenta suficientes puntos a su favor para ser respetada y reconocida. Estas líneas no pretenden ser una introducción a la Magia del Caos[1]; sino una interpretación de la misma, un tanto sui géneris y para todos los públicos; unas notas inevitablemente salpicadas de referencias a otros caminos, acerca de cómo la praxis, y las ideas que corren alrededor y a través de la Magia del Caos, pueden ser agregadas a la bolsa de provisiones de cualquier buscador. En el aspecto práctico, el Caos nos recuerda el conocimiento de que “todo el espacio está aquí, todo el tiempo es ahora”, como si eleváramos la “teoría de los aspectos” de la que hablaba Marion Weinstein[2], a la máxima potencia; El legado del Caos es la conciencia de las oportunidades infinitas, que podemos llegar a concretar en realidades, siempre que encontremos el modo adecuado para ello. La Magia del Caos suele partir del reconocimiento de las múltiples vías que pueden conducirnos, con igual éxito, a una determinada meta; nos dice que, al fin y al cabo, “lo importante es que funcione”, dejando en segundo plano la importancia del sistema mágico empleado. Cualquier camino es bueno para caminar… En el Caoísta, no hay una voluntad de sumarse a un rebaño, o de permanecer al margen tratando así de formar una identidad; no hay un sistema o tradición o conocimiento mejor que otro por sí mismo, sino dependiendo de cómo sirva al practicante. La búsqueda desesperada de un fin puede dejarnos al llegar a él con las manos vacías y un sentimiento de decepción, que nos indica que no hemos entendido nada. El camino que escogemos debería ser algo íntimo, correspondiente a nuestro destino único, y concordante con el mismo. Así, los diversos dogmas que anidan en la Magia como los “grados jerárquicos”, las “verdades últimas” y las diferentes “tradiciones” a seguir pierden valor por sí mismos; para ganarlo simultáneamente según el parecer de aquel que se lo quiera otorgar. El Caos, deja que los logros, y los modos, se legitimen por sí mismos; al igual que la Guadaña del Segador da fuerza a lo que debe vivir y otorga reposo a lo que no lo consigue, pero puede distraer la mirada ante un tramposo profesional, o un tipo con suerte. Y el Caos es mucho más que un impulso rebelde que nos obligue a romper con todo lo establecido (ser esclavo de la libertad es una gran paradoja sobre la que reflexionar), no sería lógico que nos empujara inevitablemente hacia adelante, puesto que en el infinito no hay delante ni detrás, sólo movimiento y transformación. En la Naturaleza, la “selección natural” es azarosa y oportunista; las especies exitosas podían serlo por presentar características “novedosas” ante sus semejantes, pero también por todo lo contrario… Lo que en un momento fue novedoso, en otro puede ser caduco; lo que creemos obsoleto ahora, puede ser revolucionario en el futuro. En el seno del Caos los contrarios son hermanos intercambiándose los papeles, amantes que se pelean como bestias y se alejan “por siempre”, pero al rato están labrando delicados trabajos de amor. El Caoísta es consciente de que no hay nadie a quien dar explicaciones, pero tampoco nadie a quien pedir responsabilidades, salvo a uno mismo. Es, por tanto, consciente de que está terriblemente solo, como una ínfima estrella que brillase a causa del valor reunido para contemplar la inmensidad del gélido Universo. Un mago del Caos, conserva un sentido perenne del humor, que pueda parecer oscuro en ocasiones, consecuencia lógica ante tal visión… como una marca de iniciación tan inocente que se borrara con el agua de la lluvia, para adentrarse en el alma. Tenemos los días contados, no sabemos nada, y, sin embargo, sabemos cuanto nos es necesario saber para cumplir con la tarea diaria del vivir, cada cuál intentando hacerlo como crea conveniente... En el Infinito hay lugar para todos; incluso para los que quieren pelearse por él. Es absurdo que se critique la Magia del Caos alegando motivos “éticos”, al no contemplar como sistema ninguna restricción; la ética depende de la persona, y no de la técnica que ésta emplee, o las creencias en que se base. El practicante de cualquier tipo de magia sabe que cualquier acto que realice caerá bajo su responsabilidad, y es libre de escoger tanto aquello que se permite como aquello que no se permite hacer… Nadie dice que las “leyes generales” de la práctica mágica no tengan efecto sobre un Caoísta; pero él o ella sabe que puede asumir el riesgo o la condena, si así cree que debe actuar, si es eso lo que elige. Tampoco tiene sentido tener una visión negativa del Caos; porque puede que Caos no ser sólo un sinónimo de “desorden”, ni el “contrario” del orden. Caos puede ser el nombre de la Madre Primera, Aquella que Todo lo Abraza. Hesíodo, escribía en su Teogonía: "En primer lugar existió el Caos. Después Gea, la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo." El Caos era un estado de confusión… tal vez no era la confusión del desorden, sino de lo que no se puede definir, de lo que a penas se alcanza a entender. De allí surgiría el Todo, el Caos dio origen a la tranquila noche y a las tinieblas, y de ellas nacieron a su vez el día y el aire claro. Del Caos surgieron también Gea la Tierra y Tártaro, y Eros, el Amor que hace que las fuerzas se atraigan entre ellas y las lleva a la realización de nuevas creaciones. El Caos, no será, entonces, una entidad secundaria y destructiva, sino todo lo contrario; Caos trajo el Todo de la Nada, Caos es la Creación misma. Todos surgimos del Caos, y Caos permanece, tras la ilusión de orden establecido de la realidad, construida a partir de sus propios elementos y cobijada en su cuerpo sin forma ni límites. Enorme y Terrible, mil veces negado y al tiempo persistente en el lugar más recóndito de nuestras almas, de la conciencia silenciosa de nuestro cuerpo, se ha olvidado que a Caos debemos cualquier orden que podamos amar. En cierto modo, si despreciamos el Caos, somos como leñadores que menospreciaran el bosque que les aporta la madera para construir la casa, y el alimento para los suyos. El Caos no es más cruel que una madre alentando a sus cachorros a salir del cubil, con el fin de que cada uno desempeñe una existencia propia. Este trato, carente de compasión, no es el más agradable; pero nos otorga las armas y el conocimiento necesario para vivir de un modo acorde con nuestra unicidad. Nosotros ponemos los límites, damos o moldeamos las formas, y ejercemos como constructores, como creadores de nuestro espacio vital, nuestra realidad. Vaelia Bjalfi, Escuchando White Lies de Deine Lakaien En un tiempo robado al tiempo de Octubre del 2004.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aburrida.... sumamente aburrida tu disquisicion, Vaelia.....
Podrias habernos ahorrado varios parrafos.
Padeces diarrea verbal, "verborrea" dicen por aqui...

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