14 junio, 2006

William Blake / Dead Man by Wakan

Blake, el poeta, era un visionario, un místico y un reivindicador de lo instintivo como fuente espiritual, como nuestro lado más puro. Esas ideas tan radicales sobre el sexo le hacen único y discordante, no sólo en su época sino también en la actual, dado que a pesar de que ahora se acepte o se aliente lo sexual no va acompañado de ese aspecto espiritual y profundo con el que lo veía Blake. Su visión es justo la opuesta a la religión cristiana (y otras...): el sexo, lo instintivo en general es el bien y su represión y satanización es el mal. Sus versos son simbólicos, potentes, llenos de imágenes y de ideas sorprendentes, con sugerencia alargada y aire legendario. Cuando las leyendas son la esencia de la historia, su punto más auténtico. Por ejemplo estas líneas de “el matrimonio del cielo y el infierno”: “Sin contrarios no hay progreso. Atracción y repulsión, Razón y Energía, Amor y Odio son necesarios a la existencia humana... 1 El hombre no tiene un cuerpo distinto de su alma; el así llamado cuerpo es una porción del alma que los cinco sentidos, principales antenas del alma, perciben./ 2 Sólo la energía es Vida y procede del cuerpo; la razón no es más que el confín o circunferencia exterior a la energía./ 3 La energía es la delicia eterna... El elemento represivo o razón usurpa el lugar del deseo y se constituye en guía de quien no acierta a querer... La historia de esto se halla escrita en el paraíso perdido, donde el Tirano, o sea la Razón, se llama Mesías”. Y de “Proverbios infernales”: “El camino del exceso conduce a la sabiduría... La prudencia es una rica, fea y vieja solterona cortejada por la impotencia. Aquel que desea pero no obra, cría pestilencia... Jamás se convertirá en estrella aquel cuyo rostro no irradie luz”.

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